¡DESPIERTA COMPLUTENSE!

Reivindiquemos lo esencial

A pesar del trajín del día a día en los campus, en nuestra Complutense se percibe un estado de cierta apatía, desencanto y desilusión. 

No cabe duda de que el período del confinamiento ha marcado un antes y un después. La adaptación en tiempo récord a un escenario lleno de incertidumbre y dificultades puso a prueba a toda la comunidad complutense, a todos y cada uno de los que hacemos nuestra Universidad. Con el esfuerzo de todos, se logró superar un período muy complejo, que condicionó gravemente el curso 2019-2020 y en menor medida el siguiente. Han PASADO, sin embargo, dos cursos desde entonces, faltan pocos meses para que termine el tercero, pero nuestra Complutense parece por momentos sumida en el desencanto y el desconcierto y carece de rumbo y proyecto, a pesar del compromiso íntimo y dedicación de todos la que la hacemos día a día.

Es imprescindible, pues, retomar el pulso de nuestra Universidad, apelar al deseo que la gran mayoría compartimos de que la Complutense juegue el papel que la historia y el presente reclaman de ella.

Y es que el PRESENTE coloca a la Universidad Complutense ante retos muy exigentes. 

La necesaria adaptación a la nueva Ley Orgánica de Sistema Universitario, que pronto verá la luz, así como a la recientemente aprobada Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, constituye por sí misma un reto de gran calado, empezando por que obligará a abrir un período de reforma estatutaria que exigirá la toma de importantes decisiones sobre nuestra Universidad que marcarán su FUTURO, en un contexto en el que la cuestión de la garantía de una financiación pública suficiente se plantea con especial intensidad exigiendo una posición firme y clara. Este proceso se producirá, además, en un escenario en el que nos enfrentamos a fenómenos como la sostenida reducción de la población joven, lo que significará cohortes de entrada en la universidad cada vez menos numerosas, o la aplicación masiva de la Inteligencia Artificial, cuyo impacto en la enseñanza y en las instituciones apenas vislumbramos, pero que es ya perceptible, obligándonos a repensar la esencia del quehacer universitario. A ello se añade, en lo que atañe a las Universidades públicas madrileñas, la necesaria convivencia con un número abultado y creciente de Universidades privadas, lo que impone una reflexión interna profunda que reivindique nuestro papel como Universidad pública clave en el sistema universitario español. 

Porque la Universidad Complutense es, sin discusión, una Universidad de referencia. Su prestigio dentro y fuera de nuestras fronteras es un valor a reivindicar y proteger. Y eso mismo le obliga a jugar un papel protagonista en este escenario, reivindicando en todo momento lo mucho y bueno que en ella se hace. Reivindicando su papel incomparable como foco de conocimiento y cultura con proyección en Europa e Hispanoamérica. Y, con ello, siendo la Universidad Complutense la universidad pública presencial por excelencia, reivindicando el papel transformador de esta a título individual y colectivo y la plena vigencia de su razón de ser, entrelazando docencia e investigación, e innovación, en un mundo cambiante y, por momentos, desconcertante.

Vivimos, pues, un momento crítico para la Universidad, particularmente  para nuestra Universidad, y ahora toca comprometernos para estar a la altura de estas circunstancias.

Este reto nos interpela a todos y cada uno de los complutenses, sí. Pero, sin duda, poco podemos hacer cada uno de nosotros aisladamente si la Universidad como tal carece de visión y dirección. Así ha quedado tristemente demostrado en asuntos tan relevantes como la gestión de la investigación o con la mera visión del colegio mayor San Juan Evangelista, condenado al deterioro desde hace cuatro años, símbolo notorio de la inacción. Sin un Rectorado consciente, capaz y comprometido no es posible extraer y proyectar toda la riqueza que la Complutense ofrece.

Nuestra Universidad, la mayor Universidad presencial de España, tiene entre sus virtudes su dimensión y la amplísima generalidad de sus saberes y especialidades, con la multiplicidad de iniciativas e inquietudes que ello implica. El Rectorado debe actuar, pues, como catalizador de la enorme riqueza complutense: facilitando, coordinando e impulsando las iniciativas que surgen espontáneamente en la comunidad complutense y alentando y acompañando aquellas que la propia presencia y acción del Rectorado en la escena nacional e internacional pueda propiciar, atento en todo momento a las necesidades que se susciten, con una gestión eficaz y proactiva que tenga bien en cuenta que lo que le toca es administrar recursos públicos. Ese equilibrio entre FACILITAR e IMPULSAR, entre reconocer lo existente e imaginar lo posible, aunando voluntades bajo una dirección clara, es la esencia de la labor del Rectorado. Es, en definitiva, la labor de gobernar, de liderar. 

No cabe duda de que las Universidades, con sus Rectorados a la cabeza, están condicionadas en su margen de acción por una normativa compleja y por las rigideces presupuestarias. Pero precisamente por ello corresponde al Rectorado definir muy bien su papel fuera y dentro de la Universidad. 

Es papel del Rectorado hacerse PRESENTE, en cada foro y espacio de acción oportuno, para reivindicar el papel imprescindible de la Universidad Complutense en la toma de decisiones que le afectan. La Complutense debe recuperar su presencia institucional, su protagonismo, generalizadamente reconocido por un enorme prestigio. Un prestigio legítimamente ganado por su larga y extraordinaria trayectoria, pero frágil en un entorno cada vez más complejo del que el Rectorado debe ser CONSCIENTE y debe analizar y comprender.   

Fruto de esta PRESENCIA y de esta CONSCIENCIA, puertas para adentro, el Rectorado debe garantizar una gestión eficaz y colaboradora, que acompañe a los complutenses en su labor e iniciativas, apoyándose en el papel capital que corresponde hacer a Facultades y Departamentos, pero sin obviar su propio papel y responsabilidad. Un Rectorado que abandone el laissez faire, laissez passer para hacerse verdaderamente cargo de nuestra Universidad, definiendo de forma clara y equilibrada las políticas que le corresponde adoptar, en particular las presupuestarias y de personal, y ayudando a materializar las iniciativas que surjan o se hagan surgir en nuestra Complutense como fruto y prueba de su riqueza y su prestigio. Un Rectorado que no añada complejidad y trámites a los procedimientos que desde fuera se nos imponen, sino que, bien al contrario, busque y proporcione soluciones y medios para abordarlos sin que recaigan sobre los hombros de los profesores e investigadores ni sobrecarguen a quienes desde el PAS asumen las responsabilidades de gestión. Un Rectorado que sepa detectar y atender, incluso anticiparse, a las necesidades que se presenten, sin incurrir en ese vicio de convertir lo fácil en difícil por medio de lo inútil que se predica de la burocracia mal entendida. 

Recuperar la ILUSIÓN es posible. Somos muchos los que la conservamos, porque creemos firmemente en nuestra Universidad y en el papel protagonista que le corresponde jugar en este tiempo lleno de incertidumbres, pero que puede estar cargado de oportunidades si acertamos a reivindicar el papel insustituible de la Universidad pública como motor de PROGRESO, IGUALDAD y LIBERTAD a través de la EDUCACIÓN, el CONOCIMIENTO y la CULTURA. La incorporación de nuevas generaciones en el PDI y el PAS y las múltiples iniciativas de nuestros estudiantes son, sin duda, señal de esperanza, pero debemos ir a más. 

Reivindicar esta labor imprescindible que hacemos entre todos supone, sencillamente, reivindicar lo ESENCIAL, aquello que a veces dejamos oculto bajo capas de lugares comunes en un escenario de creciente confusión. Ese es el proyecto al que te invito a sumarte: reivindicar lo esencial. Algo aparentemente simple, pero realmente revolucionario cuando el reto es desentrañar lo que es y debe ser nuestra Universidad en un tiempo en el que los tópicos y lo fútil no nos dejan ver lo evidente.

Reivindicar lo ESENCIAL supone comprometerse con un decálogo de ideas-fuerza que deben guiar la acción del Rectorado de la Complutense en este momento crucial para su FUTURO:      

1.- Reivindicamos y nos comprometemos con la Universidad Pública como instrumento de progreso, igualdad y libertad, lo que implica reclamar para ella el apoyo institucional y financiero que merece.

2.- Reivindicamos y nos comprometemos con que Docencia e Investigación han de ir de la mano, como rasgo genuino de la Universidad, y a ellos se suman la Transferencia y la Innovación.

3.- Reivindicamos y nos comprometemos con el valor de la presencialidad, que hace de la Universidad Complutense un punto de encuentro entre generaciones, sensibilidades y saberes.

4.- Reivindicamos y nos comprometemos con el prestigio y la riqueza de la Universidad Complutense, apostando con orgullo por que recupere el protagonismo que le corresponde en la sociedad, en el entorno y en el mundo.

5.- Reivindicamos y nos comprometemos con una Universidad Complutense en la que personal docente e investigador, y de administración y servicios puedan llevar adelante su labor en unas condiciones que faciliten su día a día y les garanticen estabilidad, formación, movilidad y promoción.   

6.- Reivindicamos y nos comprometemos con una Universidad Complutense que logre captar y retener a los mejores profesoras y profesoras, investigadoras  e investigadores y al mejor personal, gestor y técnico, a través de procedimientos abiertos, objetivos y transparentes.

7.- Reivindicamos y nos comprometemos con una gestión ágil, profesional y simplificada de los procedimientos de la Universidad. 

8.- Reivindicamos y nos comprometemos con una Universidad que el estudiantado sienta propia, en la que participe y se comprometa, y a la que quiera volver a lo largo de su vida.

9.- Reivindicamos y nos comprometemos con el rico patrimonio cultural, bibliográfico, documental y ambiental complutense apostando por su ampliación, protección y disfrute. 

10.- Revindicamos y nos comprometemos con una Universidad que aspire a mejorar el mundo.

DESPIERTA, COMPLUTENSE

A partir de este DECÁLOGO de ideas-fuerza avanzamos las siguientes REFLEXIONES y PROPUESTAS: 

  • INSTITUCIONAL

En el actual contexto nuestra Universidad se enfrenta con retos formidables que exigen recuperar su presencia activa en todos los foros de reflexión y decisión sobre la Universidad. 

La inminente entrada en vigor de la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario, unos meses después de que se aprobara la reforma de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, plantea cuestiones de enorme calado conceptual y práctico para las Universidades públicas que requerirán un largo e intenso período de reflexión y negociación del que nuestra Complutense no puede permitirse quedar al margen. Bien al contrario, debe jugar en él el papel protagonista que le reclaman y reconocen los demás actores e interlocutores, tanto en el plano autonómico, como en el nacional y el internacional. También cuando se trata de reflexionar y tomar decisiones sobre el futuro de la Universidad ante los grandes cambios demográficos, sociológicos y tecnológicos que se hacen ya presentes.

El régimen de financiación, las políticas de personal, los procesos de acreditación en sus diferentes planos, la gestión de la investigación y de sus resultados, el diseño y método de las enseñanzas, el régimen de las prácticas del estudiantado… son todas cuestiones claves para la Universidad y nuestra Complutense debe estar donde en cada momento corresponda para dar su fundada opinión en la toma de las correspondientes decisiones. 

Nuestra Universidad debe apostar, también, por una política de relaciones internacionales e institucionales acorde a su prestigio y consideración. Esta debe ser, consecuentemente, selectiva, asegurando que la suscripción de convenios y el establecimiento de alianzas se sustentan en criterios académicos y de proyección institucional y/o internacional.

Esta presencia activa extramuros de la Universidad solo puede ser consecuente con la riqueza complutense si se asegura el funcionamiento más vivo y ágil posible de los órganos de gobierno y representación y la más plena presencia y participación de Facultades y Departamentos y de todos los centros y estructuras de la Universidad, así como de sus distintos colectivos. 

Nos proponemos:

1.- Recuperar la presencia activa de la Universidad Complutense en todos los foros de participación universitaria, particularmente CRUMA y CRUE, y en su interlocución con el Gobierno autonómico y nacional.  

2.- Apostar por la más plena presencia internacional de nuestra Universidad, cuidando en particular los vínculos ibéricos, europeos e hispanoamericanos, reforzando y ampliando las redes y consorcios entre Universidades, dentro de una política racionalizada y selectiva de convenios internacionales. 

3.- Apostar por una política racionalizada y selectiva para el establecimiento de vínculos institucionales con entidades públicas y privadas locales, autonómicas, nacionales e internacionales, que prime la garantía del prestigio de nuestra Universidad por encima de cualesquiera otra consideración.  

4.- Abordar sin demora tras la entrada en vigor de la Ley Orgánica del Sistema Universitario un proceso de reforma estatutaria reflexivo, ágil y ampliamente consensuado que permita proyectar nuestra Universidad hacia el futuro. 

5.- Apostar por que los órganos de gobierno de nuestra Universidad, y en particular el Claustro, se reúnan de forma presencial y con la periodicidad debida.  

  • DOCENCIA

Docencia e Investigación van indisolublemente unidas en la Universidad. Esta es una seña de identidad esencial, que debemos defender, ante la peligrosa tendencia a escindir ambas funciones, incluso en organizaciones diferenciadas. En la Universidad el avance del conocimiento se vuelca en las aulas, como en las aulas se encuentran estímulos y acicates para el avance del conocimiento. 

A pesar de esta alianza esencial, la labor docente se percibe a veces como la cenicienta dentro de la actividad universitaria. Ha sido vista a veces, en efecto, como subsidiaria de la investigadora. Quizás haya influido en ello la propia historia de nuestras universidades, que han pasado de una actividad investigadora casi nula hace unas décadas a concebir la investigación como marca de la calidad, también en el escenario internacional, relegando la docencia a un segundo plano. Pero no podemos olvidar que la Universidad existe porque cada año entran nuevos estudiantes en sus aulas para aprender, estudiantes que a lo largo de su devenir universitario deben recibir enseñanzas acordes al “estado del arte” de las diferentes disciplinas y quedar expuestos al contagio del gusto por descubrir, por cuestionarse si las cosas pueden ser otra manera. Ambas cosas sólo pueden  transmitirse  si el profesorado mismo lo experimenta en primera persona, es activo en investigación. Esa es la riqueza del oficio del universitario.

En el tiempo presente, en el que los cambios sociológicos y tecnológicos se presentan a un ritmo acelerado, la enseñanza universitaria se presenta con toda su riqueza en un horizonte temporal que abarcará toda la vida, lejos ya de un modelo estanco en el que los estudios universitarios se enlazan a los recuerdos de la juventud. Nuestra Universidad, como universidad con vocación de futuro, debe estar atenta, y ser pionera, en esas fórmulas de formación a lo largo de la vida -ágiles y flexibles-, como forma también de proyección de una labor investigadora en continuo progreso. 

Nos proponemos:

1.- Apostar por la labor docente como pilar de la actividad universitaria, asegurando su valoración y reconocimiento en todos los planos. 

2.- Definir un mapa de titulaciones racional que acompase las demandas del estudiantado con las fortalezas de nuestro personal docente e investigador y con las necesidades sociales presentes y con visión de futuro.   

3.- Fortalecer la Escuela de Doctorado y, a través suyo, los estudios de doctorado, incluyendo el doctorado industrial, con especial proyección hacia Hispanoamérica.

4.- Apostar por la acreditación institucional de los Centros como símbolo de calidad de los mismos, de una parte, y como herramienta para la simplificación de la gestión de sus títulos, de otra.

5.- Apostar por la Formación a lo Largo de la Vida, Long Life Learning (LLL), conscientes de la necesidad social de la misma en un mundo extraordinariamente cambiante, contribuyendo a que el LLL sea un derecho de los ciudadanos al que puedan acceder en igualdad de condiciones, potenciando, para ello, el Centro de Formación Permanente.

6.- Favorecer metodologías dinámicas e innovadoras que favorezcan la implicación activa de los estudiantes en el aprendizaje con especial atención  a la formación dual, con el objetivo de convertir a la UCM en la Universidad de referencia en la Comunidad de Madrid.

  • INVESTIGACIÓN E INNOVACIÓN

La generación de conocimiento es otra de las funciones indispensables en la Universidad. Su coexistencia con la docencia debe ser vista como un valor añadido de la institución universitaria, que enriquece a todos los que participan en ella y, en definitiva, a la sociedad. 

En su desenvolvimiento, del que es protagonista el Personal Docente e Investigador, ha de incorporarse el estudiantado en su justa medida, pero en todo caso es imprescindible el Personal de Administración y Servicios, en sus más variadas funciones, resultando crítico el papel de apoyo a las labores burocráticas y de gestión, tanto en la solicitud, como en la ejecución y justificación, de programas y proyectos.  A este respecto se hace prioritario que el Rectorado asuma la responsabilidad que le corresponde para facilitar la gestión de la investigación proporcionando al investigador lo más valioso que necesita: tiempo para sus investigaciones. De no ser así, el efecto desincentivador de la labor investigadora agostará las iniciativas espontáneas y hará inverosímil el éxito de las que desde el Rectorado se pudieran auspiciar, con un efecto muy pernicioso para el objetivo de mantener y aumentar el vigor y el prestigio de la Complutense en este crucial ámbito de la labor universitaria.

La reciente entrada en vigor de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación introduce novedades notables en relación con la organización y los procedimientos relativos al desarrollo de la investigación y la transferencia, novedades que habrá que cohonestar con las que traerá consigo la Ley Orgánica del Sistema Universitario pendiente de aprobación definitiva. Más allá de la necesaria adaptación a estas normativas, hacer ciencia requiere la concurrencia de nuestros investigadores a los distintos programas externos, ya sean internacionales como nacional o autonómicos, tanto por lo que supone garantizar su respaldo financiero, como por lo que implica su reconocimiento como investigación competitiva y contrastada. Apoyar a los investigadores complutenses en tal esfuerzo es un deber irrenunciable del Rectorado, que debe al mismo tiempo, de puertas para adentro, diseñar y aplicar una política propia de investigación, innovación y transferencia.  

Nos proponemos:

1.- Simplificar la gestión y reducir la carga administrativa que soportan los investigadores UCM creando las estructuras más oportunas e incorporando personal cualificado para la captación y gestión de proyectos, tanto europeos como nacionales, en todas sus fases, procurando la pronta disponibilidad de los fondos obtenidos por los investigadores.

2.- Definir un plan plurianual de la UCM en investigación que incluya tanto la captación de talento en las diversas modalidades de convocatorias (Ramón y Cajal, Juan de la cierva, María Zambrano) como la captación de recursos y participación en los grandes iniciativas de investigación tanto a nivel nacional como de la Comunidad de Madrid y las acciones con fondos propios.

– Apostar por las acciones de investigación con fondos propios UCM, en particular: los contratos pre y postdoctorales de la UCM y la financiación de los grupos de investigación UCM.

4.- Fomentar la Innovación incorporándola explícitamente en la descripción del equipo de gobierno y constituyendo un hub interdisciplinar de innovación que favorezca el encuentro y el desarrollo de proyectos conjuntos entre la comunidad universitaria, empresas y organismos públicos y privados, incentivando especialmente la participación del alumnado.

5.- Favorecer la Transferencia de conocimiento en sus diversas formas, acompañando, en particular, a los investigadores en los aspectos legales y técnicos para la participación en licitaciones, la realización de patentes y la creación de start-ups y Empresas de Base Tecnológica.

  • PERSONAL DOCENTE E INVESTIGADOR 

Corresponde al Personal Docente e Investigador el desarrollo de las funciones esenciales de la Universidad: la transmisión y generación del conocimiento, a través de la docencia y la investigación, unidas de la mano, salvaguardadas por los principios constitucionales de libertad de cátedra y pensamiento que justifican, en definitiva, la autonomía universitaria. Corresponde al Rectorado la reflexión e implantación de medidas que ayuden, faciliten, acompañen y reconozcan el ejercicio de dichas funciones nucleares eliminando trabas y distracciones burocráticas y favoreciendo políticas de personal que combinen la retención con la captación del talento con un horizonte verosímil de estabilización y promoción bajo estándares de sostenibilidad financiera. 

Una Universidad tan rica y diversa como la Complutense necesita una plantilla que, sin perjuicio de atender a las diferencias entre las distintas disciplinas, resulte al mismo tiempo equilibrada, diseñada y aplicada con criterios transparentes que eviten caer en los agravios comparativos. El reto de definición de esa plantilla viene marcado además por el necesario relevo generacional que supone la jubilación en los próximos años de una parte muy significativa del profesorado actual y el desarrollo de las nuevas figuras de profesorado y de carrera docente definidas en la inminente LOSU. En particular la nueva figura de profesor doctor, primer escalón para la incorporación de profesorado sin requisitos de acreditación previa alguna, supone un auténtico desafío y una oportunidad para la captación de talento. Simultáneamente se hace necesario acometer la transformación de los profesores asociados a los términos de la ley (que apuesta por el carácter permanente de los mismos) y la definición de la nueva figura de profesor sustituto. Todo ello en el marco ya señalado de merma de las cohortes de jóvenes que entrarán en la Universidad.

En diciembre de 2022, según datos del Portal de Transparencia, había 6.809 miembros del PDI, de ellos 3.179 permanentes (46,48%), en comparación con los 6.203 efectivos de PDI de diciembre de 2019, de los que 3.021 eran permanentes (48,70%). Es decir: se ha producido un incremento neto del número de efectivos, con el consiguiente aumento del gasto en Capítulo 1, pero el porcentaje de profesores con vinculación permanente ha disminuido en estos cuatro años. Más aún, si se tiene en cuenta que en 2019 dentro de la cifra de los no permanentes se encontraban alrededor de 500 Profesores Contratados Doctores Interinos (figura establecida para suplir las limitaciones de la tasa de reposición pero que a todos los efectos eran considerados como profesorado permanente) y que han sido transformados en PCD permanentes en la actualidad, podemos concluir que incluso en números absolutos el profesorado permanente en 2022 es menor que en 2019. Es imperativa, pues, una reflexión sobre la estructura de la plantilla, abordando aspectos tan importantes como la ratio de profesores permanentes versus no permanentes o los modos en los que la misma se nutre, y bajo qué figuras, manteniendo un sistema abierto a la posible incorporación de profesores en todas las categorías en convivencia con la merecida estabilización y promoción de los profesores. 

Nos proponemos:

1.- Acometer el desarrollo de las figuras de profesorado contemplados en la LOSU y la adaptación al nuevo marco legislativo en cuanto a categorías y procedimientos.

2.- Trabajar por la racionalización y equilibrio de nuestra plantilla, teniendo en cuenta las características de las distintas disciplinas y las necesidades actuales y futuras de la Universidad, en un marco de sostenibilidad financiera.

3.- Apostar por la incorporación de nuevos profesores e investigadores, en todas las figuras de la plantilla de PDI, haciendo de ésta un sistema abierto que permita la entrada tanto de jóvenes como de profesores consolidados, sin merma de las debidas políticas de promoción y estabilización.

4.- Asegurar el reconocimiento debido, bajo parámetros sencillos y equilibrados, de la actividad y dedicación del PDI, integrando las múltiples facetas de las mismas, con especial atención al programa de evaluación del desempeño.

5.- Apostar por mejorar la política retributiva reclamando en las instancias debidas el necesario acompasamiento con el panorama comparado español y extranjero.

6.- Proporcionar programas de formación a nuestro PDI ajustados a las necesidades detectadas para el mejor desarrollo de su función docente e investigadora, reforzando la oferta de plazas.

  • PERSONAL DE ADMINISTRACIÓN Y SERVICIOS

Nuestra Complutense, en sus variadísimas disciplinas y actividades, depende, para la consecución de sus fines, de los miembros del Personal de Administración y Servicios, cuya variedad de perfiles y funciones es correlativa a la de la propia actividad complutense. Ello da cuenta, por sí mismo, de la importancia de diseñar y aplicar una política de personal para el PAS que esté atenta a sus distintas variantes.  

Su número ha permanecido sustancialmente estable desde 2019: tanto en términos absolutos, pasando  de 3348 a 3391, como de distribución entre funcionarios (de 1685 pasaron a 1664) y laborales (1663 a 1727). Estas cifras estables enmascaran un proceso de relativo rejuvenecimiento de las plantillas que, con todo, mantiene quiebras en el reclutamiento de perfiles técnicos adecuados para las funciones más específicas (particularmente en materia de investigación e innovación) y en la plena garantía de la debida transparencia y objetividad en los procedimientos con vistas al aseguramiento de los principios de mérito y capacidad.

Nos proponemos:

1.- Trabajar por un modelo de gestión con estructuras descentralizadas de carácter especializado.

2.- Diseñar RPTs ágiles, consensuadas con los agentes sociales y la comunidad universitaria, revisando, en particular, la de la Biblioteca.

3.- Reforzar el cumplimiento de los principios de objetividad y transparencia en todos los procesos de incorporación, estabilización y promoción.

4.- Apostar por la estabilización y promoción del personal superando las situaciones de reserva de puestos de trabajo que se mantienen desde hace décadas.    

5.- Apostar por la incorporación de personal de gestión y técnicos superiores, bien formados, cualificados y orientados a las necesidades ahora no cubiertas. 

6.- Ofrecer programas de formación y movilidad del personal que ayuden a cada uno a aportar lo mejor de sí.

  • ESTUDIANTADO 

Sin estudiantes no hay Universidad. Tan sencillo como eso. 

La Complutense existe por y para sus estudiantes, jóvenes y no tan jóvenes que pueblan nuestras aulas y nuestros campus, y en los que es fundamental inculcar el sentimiento de pertenencia. Se trata, pues, de que su paso por nuestra Universidad sea una experiencia que trascienda de lo meramente formativo, por más que este aspecto haya de cuidarse intensamente también en sus dimensiones prácticas y de facilitación de la búsqueda de empleo. Se trata, en fin, de que hagan gala de su condición de complutenses en su vida profesional y personal y de que quieran volver a nosotros a lo largo de su vida.

Si se les consulta, responden: “Los estudiantes buscamos una universidad más participativa, internacional, familiar y amigable, accesible, inteligente y comprometida con la sociedad”. Entre todos podemos hacer que así sea.

Nos proponemos:

1.- Apostar por la simplificación de los procedimientos de gestión que afectan a los estudiantes, reforzando los canales de atención personalizada.

2.- Reforzar y ampliar los programas propios de becas de cariz socioeconómico, incluyendo becas de materiales, y de excelencia. 

3.- Fomentar la participación en los programas de movilidad, nacionales (SICUE, Campus Rural…) e internacionales, reforzando los programas propios, como el de estancias en el Real Colegio Complutense en Harvard. 

4.- Apostar por la mejora de la oferta formativa de prácticas externas y el aumento de las plazas disponibles en las asignaturas optativas, mejorando los recursos de gestión y potenciando el papel de la Oficina de Prácticas y Empleo (OPE) con el horizonte puesto en lo que llegue a establecer el anunciado Estatuto del Becario.

5.- Potenciar la oferta de cursos y acciones destinadas a fomentar la empleabilidad de nuestros egresados, prestando especial atención al Portal de empleo Icaro.

6.- Promover programas de mentoría que faciliten la integración de los alumnos nuevos, sean nacionales o extranjeros.

7.- Incentivar y acompañar el asociacionismo estudiantil como instrumento de participación, siempre sobre la base de los valores del respeto y la tolerancia. 

8.- Potenciar los colegios mayores como centros de convivencia universitaria en el más pleno sentido de la expresión, erradicando de los mismos, por convicción de los propios colegiales, comportamientos ajenos a los valores universitarios.

9.- Promover y dar visibilidad a las actividades estudiantiles en cultura, deporte, cooperación, voluntariado… aprovechando las posibilidades que ofrecen los mecanismos colaborativos. 

  • COMPLUTENSE DESPIERTA, COMPLUTENSE ABIERTA 

La Universidad, por su misma raíz, evoca universalidad.

Nuestra Complutense, Universidad pública por antonomasia, debe estar despierta y abierta. Dentro y fuera de sus puertas. Es función del Rectorado ocuparse de que así sea, potenciando el bienestar de los miembros de la comunidad complutense, el apego de los mismos a la institución y a sus espacios y su patrimonio y la difusión hacia la sociedad, y en particular a nuestros conciudadanos en Madrid, de todo lo mucho y bueno que  hacemos.  

Nos proponemos:

1.- Apostar por el bienestar de la comunidad universitaria a través de políticas de acción social imaginativas y sostenibles que pasen por ampliar los lazos con organizaciones e instituciones amigas.

2.- Desarrollar una política de prevención de riesgos analítica y empática que cuide, en particular, la salud mental del personal y, por extensión, de toda la comunidad universitaria.

3.- Avanzar en políticas de igualdad modernas y alineadas con las exigencias nacionales e internacionales, asumiendo que este es un principio irrenunciable en cuya consecución la Universidad debe asumir un papel protagonista.

4.- Reforzar los programas de accesibilidad, tanto en la gestión y acompañamiento de las necesidades de los distintos miembros de la comunidad universitaria con discapacidad, como por lo que se refiere a la necesaria adaptación de los espacios.

5.- Apostar por la diversidad como expresión de la riqueza complutense y de los principios de libertad e igualdad en los que la Universidad se sustenta.

6.- Fomentar la creación en las Facultades y centros de espacios de encuentro y convivencia que propicien la vida universitaria más allá de las aulas.

7.- Favorecer el más pleno uso y disfrute de nuestros Campus, como espacios de convivencia, respetando siempre su carácter universitario e incentivando el apego a los mismos de los complutenses y de sus conciudadanos.

8.- Reforzar políticas medioambientales integrales que se sustenten en la más plena concienciación de la comunidad universitaria con los retos que el cambio climático plantea. 

9.- Proteger, ampliar y difundir el rico patrimonio cultural, bibliográfico, documental y ambiental complutense, tanto dentro como fuera de la comunidad complutense, empezando por asegurar el mejor acondicionamiento de los espacios.

10.- Retomar el proyecto de Centro de Interpretación de la Ciudad Universitaria en el horizonte de la celebración de su centenario.

11.- Mantener una política de comunicación a la altura de los tiempos, que empiece por crear una página web más moderna, más sencilla y más coherente y explote las posibilidades que ofrecen las redes sociales, sin descuidar la presencia de nuestra Complutense en los medios tradicionales para asegurar que su imagen responde a su verdadero quehacer. 

12.- Promover y dar la máxima visibilidad a las actividades deportivas, culturales y de cooperación de la comunidad complutense, activando lazos con las organizaciones e instituciones relevantes en cada caso.  

13.- Acometer la rehabilitación y reapertura del Colegio Mayor San Juan Evangelista como foco de actividad universitaria y cultural de fuerte carácter simbólico.

14.- Apostar por iniciativas de Ciencia Ciudadana que hagan visible e incentiven la participación de la sociedad en lo que supone hacer Universidad.

¡Despierta Complutense!